Vive con convicciones

El carácter, la integridad, el amor, la lealtad, la compasión, entre otros, son factores esenciales para vivir una vida plena en medio de tanto caos que asedia a la sociedad y que, en ocasiones, nos resultan un tanto difícil de cultivar; no porque sea difícil hacerlo en sí, sino porque nuestras prioridades y exigencias de la vida diaria a menudo nos alejan de ello. Sin embargo, hoy quiero enfocarme en un punto en particular; me refiero a las convicciones.

Si hay algo que al parecer ha menguado en las personas con el “avance” de la sociedad en general, es el sentido de convicción en lo imperecedero. Pareciera que cada vez es más sencillo dejarse llevar por la corriente, es más fácil inclinarse hacia lo incorrecto simplemente porque es lo que abunda, lo común, y así se han ido extinguiendo esas convicciones que, para no irnos muy lejos, escuchábamos de nuestros antepasados: modestia, respeto, lealtad, integridad, compasión, honestidad…

Según la Real Academia Española (RAE),  una convicción es “convencimiento; una idea fuertemente arraigada”. Esto se refiere a algo inamovible, es decir, algo que no cambia con facilidad, sino que permanece a pesar de las contrariedades.

Hablamos de amor, pero apenas nos hieren, nos ofenden o traicionan nuestra confianza, prevalece la venganza antes del perdón. Hablamos de honestidad, pero no nos importa mentir en beneficio de alguien o algo, como si el fin justificara los medios. Hablamos de integridad pero en secreto, donde nadie nos ve, luchamos con demonios internos. Hablamos de lealtad, pero si hay dinero o intereses de por medio, elegimos conforme más nos conviene. Hablamos de fe, pero cuando la lógica se regodea y nos echa en cara que no hay solución posible, esa fe se desvanece. Si nuestros valores, creencias, ideologías (o como desees llamarlo) no prevalecen ante la presión de las circunstancias, no podemos hablar de convicción.

Vivimos en una realidad innegable: decidir vivir por convicciones equivale a una declaración de guerra contra el curso natural del mundo. ¿Por qué? Porque al que no es oportunista se le tilda de tonto, y si te detienes a meditarlo, una vida de integridad, honestidad, lealtad, servicio, amor compasión y fe está basada en el bienestar del otro por encima del bienestar propio.

Por esto y más, llevar una vida llena de convicciones es un acto de verdadera valentía; es gritarle al mundo que, aunque te empuje a ser algo que se sale de tus convicciones, tú proseguirás firme, leal a ti misma y a tus creencias, a pesar de lo cuesta a arriba que se torne tu camino por vivir correctamente, fiel a tus valores; y ese, mi querida amiga, es el reto.

No podemos hablar de cambio ni de mejorar el mundo en que vivimos si no empezamos por nosotros mismos, dando el ejemplo, aun cuando nadie sea testigo, de que sí es posible llevar una vida de convicciones. Aquellos que viven fieles a sus convicciones son aquellos quienes dejan su huella. Y tú, ¿aceptas el reto?

#MujerInspírate

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Melina Vélez

Melina Vélez es comunicadora social, presentadora de radio, escritora, productora de Marketing Digital y directora creativa de Mujer Inspírate. Melina es una soñadora imparable, esposa de Ángel Galeano y mamá de Napoleón, su hijo perruno.

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