Estrategias para cuidar de ti

Conforme crecemos y maduramos, las responsabilidades del diario vivir aumentan y si algo he constatado en carne propia es lo fácil que resulta dejarnos de lado a causa de los afanes de la cotidianidad.

Si lo piensas, cuidar de nosotras no es solo cuestión de amor propio, sino de responsabilidad. ¿Cómo puedes ser productiva si no estás bien anímicamente?, ¿cómo emprender todas esas cosas hermosas que Dios ha colocado en tu corazón cuando te sientes enferma?, y ¿cómo esperar de Dios las mejores cosas si no estás preparada para recibirlas?

Me cuido porque me quiero y me quiero porque soy su templo.

Además, también es bueno cuidarnos por amor –y consideración– a los nuestros, después de todo, nadie disfruta de andar con una persona achacosa, desanimada o que sea una carga.

Por esa razón es necesario que, a partir de hoy, nos pongamos en esa lista diaria de quehaceres como prioridad. A continuación, he enumerado una serie de estrategias que te ayudarán a hacerlo sin mucho sacrificio, todo es cuestión de llevar una vida balanceada.

Para tu bienestar físico

Sé responsable contigo. Esto es cuidarte en TODO el sentido de la palabra, tomando en cuenta desde tu alimentación, aseo y tiempo de descanso hasta los hábitos que tienes.

En este punto, debes ser intencional a la hora de cambiar los hábitos nocivos y cuidarte de los excesos.

¡Muévete! Una vida sedentaria acarrea problemas de salud, así que si eres de esas personas que no les gusta ejercitarse, entonces agrégale diversión al asunto y sal a bailar con regularidad, a nadar o a caminar por un lugar de tu ciudad que no conozcas.

¡No dejes que el sedentarismo te gane!

Para tu bienestar mental y emocional

Cuida tu espacio personal. Sea que te la mantengas en casa o en la oficina, procura hacer de esos ambientes un lugar acogedor, con espacios abiertos y lleno de luz. Aunque no lo creas, eso influye de forma positiva en tu estado de ánimo.

Ten hobbies. Haz algo que te apasione y conviértelo en tu pasatiempo, puede ser practicar un deporte, leer, hacer proyectos DIY o cualquier cosa que te ayude a desconectarte de la rutina y relajarte.

Expresa lo que sientes. No te guardes tus emociones y aún menos las que te hacen daño. Si no te gusta abrirte con alguien más, entonces puedes llevar un diario y lo mejor de todo, hablar con Dios.

Sé rápida para perdonar y perdonarte, para dejar ir, para soltar la ira y el resentimiento… Entiendo que estas cosas no son siempre fácil de hacer pero lo cierto es que se trata de algo que solo tú puedes hacer por ti, así que lo mejor es empezar cuanto antes a atacar esos problemas de raíz.

Lo importante es que no acumules lo que sientes, sino que aprendas a drenar tus emociones; de lo contrario, tarde o temprano explotarás o peor aún, todo lo que reprimes acabará por enfermarte.

Comparte más. No está mal disfrutar del tiempo a solas pero tanta soledad tampoco es buena consejera así que, si te consideras una persona poco sociable, procura al menos salir con una amiga a tomar un café, visitar a algún familiar de vez en cuando o apuntarte en una actividad o curso que te lleve a conocer nuevas personas.

A veces lo único que necesitamos es un poco de buena compañía.

Para tu bienestar espiritual

Procura el orden. Esto aplica para todo, desde el espacio que habitas hasta la forma de llevar tu vida personal.

Llevar una vida ordenada te ayuda a mantener el balance.

Ten pensamientos positivos. Por más desalentador que sea el entorno en el que te mueves, tú decides si te vas dejar llenar de esa negatividad. En vez de quejarte por las dificultades, pregúntate qué necesitas aprender de lo que vives. Recuerda que Dios camina contigo y mientras tú camines con Él, puedes tener la certeza de que todo estará bien.

La idea no es negar la realidad, sino cultivar la esperanza de un mejor porvenir.

Haz una lista de cosas por las que estás agradecida. Esto te ayudará a retomar el enfoque en días oscuros.

Aún en tus peores momentos, siempre tendrás algo por qué agradecer.

Medita. En el orden de llevar una vida espiritual sana, es necesario que apartes tiempo con Dios para pensar, evaluarte y replantearte; reconocer lo que vienes haciendo mal, lo que necesitas, los cambios que debes asumir y disponerte a depender más de Él porque sola, no llegarás lejos pero con su ayuda y guía, te asombrarás de las cosas que harás y verás cómo lo que creías imposible –aún de ti misma– se desvanecerá ante tus ojos.

#MujerInspírate

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Melina Vélez

Melina Vélez es comunicadora social, presentadora de radio, escritora, productora de Marketing Digital y directora creativa de Mujer Inspírate. Melina es una soñadora imparable, esposa de Ángel Galeano y mamá de Napoleón, su hijo perruno.

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