Encuentra el balance
Si hay algo que a las mujeres nos caracteriza es la capacidad de hacer varias cosas a la vez. Esa es una habilidad que hemos perfeccionado en la sociedad de hoy, donde cada vez son más las mujeres profesionales y emprendedoras que llevan las riendas de su hogar, o bien, que trabajan junto a su esposo para sacar el hogar a flote. El tiempo de la mujer supeditada únicamente al rol de ama de casa, ha pasado.
Aunque el espectro de la mujer se ha ampliado, esto no ha alterado en lo absoluto sus responsabilidades inherentes al hogar, y es que admitamos algo: ser ama de casa es uno de los oficios –de tiempo completo– más importantes ¡y subestimados por todos!, triste realidad, ¿no?
Toda mujer y madre que entiende que su esposo es cabeza de familia y pilar financiero de la casa, también comprende el rol fundamental que ella desempeña como pilar del hogar y crianza de sus hijos, pues, una madre –o esposa– es incondicional, todo sea por el bienestar físico, psicológico, emocional y espiritual de su familia. Esa es otra característica que nos define: la abnegación.
Pero ¿qué pasa cuando todas estas cosas que deseamos abarcar convergen entre sí?: ser esposa, madre, ama de casa, atender nuestro trabajo, estudios, el proyecto que desarrollamos… Si no encontramos el balance adecuado en nuestras vidas, tarde o temprano, alguna de estas cosas sucumbirá ante la presión, o peor aún, ¡seremos nosotras las que colapsemos!
Verás, esto de ser multitareas –aunque parezca algo genial y productivo– puede ser nocivo para nosotras y nuestro entorno, ya que nos demanda una constante hiperactividad y autoexigencia sin lugar a margen de errores, por lo que siempre estamos ocupadas, sin tiempo para nosotras mismas, para el descanso, o peor aún, para nuestro hogar y familia. Esto no solo se traduce en la posibilidad de enfermar severamente por agotamiento, sino en la ruptura de nuestro núcleo familiar. ¿Ya dejó de parecer algo bueno, no?
Para evitar que esto nos pase, necesitamos establecer prioridades. La Biblia nos enseña las características de una mujer ejemplar, de hecho, hay un pasaje entero dedicado a lo que –a mi juicio– es la primera descripción registrada de una mujer multitareas, veamos:
La mujer ejemplar
¡Qué difícil es hallar una esposa extraordinaria! ¡Hallarla es como encontrarse una joya muy valiosa! Quien se casa con ella puede darle toda su confianza; dinero nunca le faltará. A ella todo le sale bien; nunca nada le sale mal. Sale a comprar lana y lino, y con sus propias manos trabaja con alegría. Se parece a los barcos mercantes: de muy lejos trae su comida. Se levanta muy temprano, y da de comer a sus hijos y asigna tareas a sus sirvientas. Calcula el precio de un campo; con sus ganancias lo compra, planta un viñedo, y en él trabaja de sol a sol. Ella misma se asegura de que el negocio marche bien; toda la noche hay luz en su casa, pues toda la noche trabaja. Ella fabrica su propia ropa, y siempre ayuda a los pobres. No le preocupa que haga frío, pues todos en su casa andan siempre bien abrigados. Toma telas de lino y de púrpura, y ella misma hace colchas y vestidos. En la ciudad y en el país su esposo es bien conocido, pues ocupa un lugar importante entre la gente de autoridad. La ropa y los cinturones que ella misma fabrica los vende a los comerciantes. Es mujer de carácter; mantiene su dignidad, y enfrenta confiada el futuro. Siempre habla con sabiduría, y enseña a sus hijos con amor. Siempre está pendiente de su casa y de que todo marche bien. Cuando come pan, es porque se lo ha ganado. Sus hijos la felicitan; su esposo la alaba y le dice: «Mujeres buenas hay muchas, pero tú las superas a todas»».
La hermosura es engañosa, la belleza es una ilusión; ¡sólo merece alabanzas la mujer que obedece a Dios! ¡Que todo el mundo reconozca los frutos de su esfuerzo! ¡Que todos en la ciudad la alaben por sus acciones! Proverbios 31:10-31 (TLA).
Como podemos ver, una mujer está en la perfecta capacidad de hacer varias cosas a la vez: atender a su familia, su casa y sus negocios; pero si lees detenidamente, verás que esta descripción evidencia dos principios claves para lograr este objetivo, ¡y sin morir en el intento!
La familia como prioridad
“Siempre está pendiente de su casa y de que todo marche bien…” El bienestar de tu esposo e hijos nunca deben estar por debajo de tus proyectos personales o trabajo. Recuerda que Dios te ha creado como “ayuda ideal” del hombre con el que formaste una familia, una dádiva de Dios. Además, la familia es el principal núcleo de la sociedad, así que si tus prioridades no están bien establecidas, no solo estarás descuidando lo que Dios puso en tus manos, sino que estarás dando pie a la frustración de tu esposo y a que tus hijos crezcan para establecer familias disfuncionales, con prioridades mal establecidas.
Honrar a Dios como objetivo
Por último –pero no menos importante–, para lograr ser una mujer multitareas ejemplar, debemos tener presente siempre a Dios en nuestras vidas. Verás, cuando el amor de Dios mora en ti y guardas sus principios en tu corazón, ya no te moverás solo por responsabilidades sino que el amor será tu bandera y principal motor, lo que también te permitirá priorizar efectivamente, conforme a lo que Dios quiere que valoremos.
Si bien no es tarea fácil, y en ocasiones deberás delegar responsabilidades para ir en pos de los tuyos; cuando antepones tus deseos por la maravillosa tarea de honrar a Dios manteniendo un hogar a flote, Dios mismo te capacitará de tiempo y estrategias para que todo lo que emprendas demás, lo desarrolles con éxito. Así que ya sabes, la tarea es encontrar tu balance.
