¿Cuántas de tus metas de año nuevo apuntan hacia un verdadero cambio interno?

Un año se va, una temporada se cierra dejando a su paso múltiples experiencias de vida y enseñanzas. Pareciera que nadie es inmune a ese optimismo colectivo característico de la época decembrina, más aún durante los últimos días del año; esto es perfectamente entendible, pues, ¿quién no imagina un año entrante cargado de expectativas? Para muchos, un año nuevo representa un nuevo comienzo, un cambio, esa oportunidad para alcanzar y/o ser lo que tanto intentamos pero que no terminamos de lograr.

Es así como muchos, en medio de la euforia colectiva, casi que enloquecen un poco planteándose todos esos nuevos objetivos –algunos reciclados- que marcarán la pauta en el nuevo año: las famosas resoluciones. Dentro de estas resoluciones encontramos algunos clásicos tales como el deshacerse de los “kilitos demás”, dejar algún vicio, empezar el gym, hacer ese viaje soñado, iniciar un nuevo proyecto y pare de contar. Todo esto está bien, pero, ¿cuántas de esas metas escritas en tu agenda apuntan hacia un verdadero cambio interno?

Seamos honestas, es realmente bueno tomar el impulso y la energía de un nuevo año para organizarnos un poco, establecer prioridades y traer cambios a nuestras vidas, pero ¿no sería mucho mejor establecer metas que apunten a renovar nuestro ser interior? Atinar a esos cambios que sabemos imprescindibles en nosotras son las cosas que deberían encabezar nuestras listas de resoluciones.

Este artículo es una pequeña reflexión sobre las prioridades. ¿Qué merece más atención?, ¿tu cuerpo o tu corazón?, ¿tu trabajo y estudios, o tu familia? No bases tus resoluciones sólo en el aspecto físico o palpable de tu vida.

1 de Timoteo 4:8 nos enseña que “el entrenamiento físico es bueno, pero entrenarse en la sumisión a Dios es mucho mejor, porque promete beneficios en esta vida y en la que viene”.

Un año nuevo representa una oportunidad más para acercarte a Dios, para valorar y ejercitar en tu vida lo verdaderamente importante y lo que, curiosamente, dejamos primero de lado: el amor, la fe, la bondad, la solidaridad, la humildad… todas esas bondades que, de manera imperceptible, se encuentran en pequeñas dosis en todos los aspectos de la vida cotidiana, y que muchas veces perdemos por falta de práctica. No nos engañemos, por hermoso que sea la “buena vibra” del año nuevo, lo cierto es que nada cambiará si primero no nos enfocamos en cambiar nosotros mismos.

Deja que tu vida espiritual encabece tu lista de resoluciones de año nuevo. Si no sabes cuál es el primer paso para cambiar eso que sabes necesitas cambiar, tu mejor inicio será siempre acercarte a Dios, pues, Él te ayudará y te guiará con todo lo que necesitas, inclusive con aquellos aspectos de tu vida que necesitan un cambio y de los cuales no estás consciente. Él se hará fuerte en tus debilidades y sin darte cuenta, al ceder espacio a Dios en tu vida, estarás enrumbándote hacia el mejor destino y oportunidades que sólo Él tiene preparados para ti en este nuevo año.

Inicia el año con buen pie.

#MujerInspírate

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Melina Vélez

Melina Vélez es comunicadora social, presentadora de radio, escritora, productora de Marketing Digital y directora creativa de Mujer Inspírate. Melina es una soñadora imparable, esposa de Ángel Galeano y mamá de Napoleón, su hijo perruno.

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