¡Suelta el control!

Cuando de control hablamos, lamentablemente las mujeres solemos llevar la batuta en la materia. Sea en el trabajo, en nuestra relación, en nuestro emprendimiento o en el hogar, la prueba fehaciente de una actitud controladora es sentir, pensar o afirmar cosas como: “en definitiva, nadie puede hacer las cosas como yo las hago”, o “si quiero que algo salga como espero, lo mejor es hacerlo yo misma”; ¿te suena familiar?

Antes de continuar, aclaremos algo: una cosa es ser organizadas o disciplinadas, y otra muy diferente es pretender controlar las cosas. Además, eso de pretender estar al control de todo ¡resulta muy extenuante!, y digo “pretender” porque sí, el control no es más que una pretensión, ya que resulta imposible controlar el fluir espontáneo de la vida y SIEMPRE nos toparemos con situaciones o cosas que, por mucha planificación previa que hayamos hecho, se saldrán de nuestros planes y de nuestras manos.

Cuando nada sale como esperabas, o bien, cuando te das cuenta de que has perdido el control de la situación, es entonces cuando llega el mal de la ansiedad y la preocupación a tu vida para consumir las pocas energías que te quedan y sumirte en el caos… ¿acaso no estás cansada de que eso suceda?

Amiga, no te empeñes en ir contracorriente. En el orden de llevar una vida relajada y en paz, necesitas aprender a soltar el control y a dar más pasos de fe, esto es, soltar ese “rol controlador” que en algún momento asumiste –y no te corresponde en lo absoluto– a fin de enfocarte en hacer tú parte y responsabilizarte de lo que sí depende de ti. Esta verdad aplica no solo para la cotidianidad, sino para las relaciones y circunstancias adversas de la vida.

Lo que está fuera de mi control y lo que no

  1. No puedes controlar las cosas que suceden o dejan de suceder, pero sí tu reacción ante ello y la actitud que tomes al respecto.
  2. No puedes controlar las acciones o actitudes de las demás personas, pero sí tu forma de actuar.
  3. No puedes controlar las palabras de las demás personas, pero sí puedes controlar si te dejarás afectar o no por ellas, tus palabras y tu forma de responder.
  4. No puedes controlar los sentimientos de las demás personas, pero sí tus sentimientos y emociones al respecto.
  5. No puedes controlar las consecuencias de las acciones o actitudes de las demás personas, pero sí puedes controlar el carácter y la conducta que asumas ante ello.
  6. No puedes controlar los errores de las demás personas, pero sí tienes control sobre el impacto de tus errores o equivocaciones al asumirlas con la actitud correcta.
  7. No puedes controlar lo que otros piensan ni sus ideas, pero sí puedes ser comprensiva y controlar tus pensamientos más allá de lo que otros piensen.
  8. No puedes controlar las creencias de las demás personas, pero sí mantenerte fiel a tus convicciones y creencias pese a lo que los demás crean.
  9. No puedes controlar lo que has vivido ni lo que te han hecho, pero sí si eso te definirá como persona, marcará un precedente en ti, o bien, lo dejarás ir.

Como verás, todo es cuestión de perspectiva. Aprende a soltar el control de las circunstancias externas y a dejarlo todo en manos de Dios –a quien realmente le pertenece–, para enfocarte en aquello que sí te compete manejar y que te ayudará a llevar las riendas de tu vida de forma sana, inteligente y eficaz.

#MujerInspírate

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Melina Vélez

Melina Vélez es comunicadora social, presentadora de radio, escritora, productora de Marketing Digital y directora creativa de Mujer Inspírate. Melina es una soñadora imparable, esposa de Ángel Galeano y mamá de Napoleón, su hijo perruno.

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