Si es de dos, asume tu parte

Sí, quien te ama de verdad te acepta como eres, también te valora y te da el lugar que mereces en su vida. En definitiva ¡eres valiosa!, esa es una verdad que de continuo reafirmamos y solemos olvidar –o negociar– cuando confluyen esa serie de emociones desbordadas del amor. Sin embargo, hay algo que me veo en la necesidad de aclarar: así como hay mujeres que se olvidan de lo que realmente valen, de lo que merecen y lo negocian con facilidad, también hay unas cuántas que no dan su brazo a torcer en la relación y terminan imponiéndose con su manera de actuar y pensar, hasta llegar a destruirla. Debemos cuidarnos de caer en los extremos, de eso trata este post.

En ocasiones, la persona ideal ya está en nuestras vidas, pero olvidamos que «ser ideal» no es sinónimo de “ser perfecto”. Con esto quiero decir que por más sana, honesta, respetuosa, espontánea y comunicativa que se tu relación, siempre van a existir diferencias de parte y parte que ameritarán mucha paciencia, respeto y ante todo, renuncia de ambas partes (y sí, esto te incluye).

A veces me alarmo de ver cómo mujeres excepcionales echan por la borda relaciones potenciales en una ardua defensa de “su valor”, «posición» y “derechos”, creyendo que el problema está en su pareja, pero esto no siempre es así y en estos casos puntuales, puedo ver que han estado tanto tiempo valiéndose por sí mismas que olvidaron cómo reconocer y respetar la autoridad del hombre en una relación, hasta el punto de no saber dejarse amar. Entonces terminan olvidando cómo ceder para asumir una parte de la relación que no les corresponde, porque, después de todo, el amor es un acto genuino de entrega entre ambas partes, y cuando ambos cumplen con su parte de esa entrega, ambos logran complementarse en una renuncia mutua.

Por supuesto, con esto no digo que esté mal que una mujer se desarrolle en todos los ámbitos posibles y aprenda a valerse por sí misma, pero lo que sí creo que está mal es imponer la forma de pensar sin derecho a réplica, pretender ser el hombre de la relación o bien, llevar los pantalones en la misma.

Como mujeres, Dios nos diseñó como una “compañera ideal”, es decir, como un complemento necesario del hombre; no nos hizo superiores a ellos, tampoco nos creó para imponer nuestra autoridad sobre ellos y esa es justo la parte difícil de poner en práctica, pues, por naturaleza somos autoritarias y nos gusta que las cosas se hagan a nuestra manera, queramos o no admitirlo, ¿o me equivoco? Por esa razón, cuando nos salimos de ese diseño, o bien, nos rehusamos a aceptarlo, es que las cosas empiezan a “dejar de fluir”.

Amiga lectora, para que toda relación funcione y se complemente, es necesario aprender a renunciar –como bien lo decía antes–. Pero no, no me refiero a tus convicciones, valor o sueños, esta renuncia está más ligada al ego y a nuestras expectativas irreales para abrir paso a lo de Dios y su perfecto diseño en nuestras vidas.

Si el hombre que te ama te confronta en amor con la verdad para no destruirte con mentiras, eso no es lastimarte, eso es edificarte. Ante esto, ¡alégrate!, porque tienes a tu lado a alguien que te valora lo suficiente como para saber en qué apoyarte y no, que te ayuda a crecer y que sabe lo que te estanca porque tiene una visión de ti desde una perspectiva más amplia, una que tú no tienes. Por algo Dios constituyó al hombre como cabeza de la relación, ¿no crees? y créeme, sus diseños son 100 % efectivos.

No permitas que tu independencia y autosuficiencia te radicalicen de tal manera que te lleven a perder a quien podría ser el hombre que Dios destinó para ti, porque más que perderlo, esta actitud denota la incapacidad de hacer lo que nos corresponde en la relación y nuestro acoplamiento al diseño de Dios como esa “compañera ideal” que de antemano determinó que fueses para tu futuro esposo. Meditemos en ello…

#MujerInspírate

¿Qué opinas?

Melina Vélez

Melina Vélez es comunicadora social, presentadora de radio, escritora, productora de Marketing Digital y directora creativa de Mujer Inspírate. Melina es una soñadora imparable, esposa de Ángel Galeano y mamá de Napoleón, su hijo perruno.

You May Also Like

mujer joven baila mientras sonríe mirando al cielo - quiero bailar con Dios

Quiero bailar con Dios

mujer con las manos sobre su pecho - cómo sanar a tu niño interior

Carta abierta: Cómo sanar a tu niño interior

¿Cómo mantener el bienestar emocional en tiempos difíciles?

Mujer envidiosa cómo saber si sientes envidia combátela en 4 pasos

¿Cómo saber si sientes envidia? Combátela en 4 pasos

error: Content is protected !!