mujer que llora con las manos en su rostro - Mitos sobre el abuso sexual que debemos romper

Mitos sobre el abuso sexual que debemos romper

Sufrí una violación. Me costó varios meses asimilarlo y hoy me atrevo a compartir el abuso sexual que sufrí, porque tengo la esperanza de que mi testimonio evite que otras mujeres pasen por lo mismo.

La historia comienza con un amor platónico: durante un par de años admiré en silencio a un chico en la universidad. Me parecía guapo, inteligente y misterioso. Un día me atreví a hablarle, intercambiamos números y sonrisas. Me entusiasmé porque ese hombre realmente me gustaba mucho.

Tuvimos una primera cita, fue todo bonito y tranquilo; conversaciones largas e interesantes, algunos besos. Me estaba cautivando.

Para la segunda ocasión que nos vimos decidimos ir a un bar. Me tomé un par de cervezas y lo siguiente que recuerdo es su cuerpo desnudo encima del mío en una habitación de hotel a las tres de la mañana.

No entendí qué pasaba. Me sentía mareada, desorientada y confundida. Dudé en cómo reaccionar y no quise apartarlo de inmediato por temor a un enfrentamiento violento.

Sentí culpa y vergüenza. Me pregunté si el alcohol que había ingerido me había llevado hasta ahí, aunque más inconsciente que voluntariamente.

Ignoré lo que me había pasado, fue más fácil para mí negarlo. Casi como si nada hubiera sucedido, seguimos saludándonos espontáneamente por WhatsApp.

Pensé que si yo hacía algo al respecto, él diría que yo era una fácil o una cualquiera. Dadas las circunstancias en las que se dio todo, no quise contarle nada a nadie. ¿Quién me creería? Sólo justificarían la agresión diciéndome que yo no debí salir a beber con un desconocido —para empezar—, que yo lo provoqué, que yo lo permití, que no lo detuve o peor aún, que yo lo andaba buscando solo porque el tipo me agradaba.

No es sencillo admitir que eres víctima de abuso sexual. Yo intenté por mucho tiempo convencerme a mí misma que no había ocurrido nada e incluso, agradecí el hecho de no recordar completamente aquella noche.

Supuse que había sido drogada, que mi voluntad fue inhibida por alguna sustancia y que gracias a eso, mi memoria era incapaz de evocar los detalles. O quizá solo fue el alcohol, pero el alcohol no fue quien me desnudó y me penetró.

Todo el sexo sin consentimiento se llama violación y aunque hay chicas que son ultrajadas con graves agresiones físicas, aún esos casos son menospreciados.

Por lo tanto, me imaginé que mi situación sería el doble de ignorada o minimizada y si yo no me acordaba de nada, ¿cómo podría demostrar que el acto fue realizado sin mi aprobación, que traicionaron mi confianza y profanaron mi intimidad?

Nadie debe pasar por esto, nadie lo merece y si ya lo has vivido, te entiendo. No calles, no cometas ese error que yo cometí por temor.

Fuente: actitudfem.com

La violencia sexual es la segunda forma de violencia más común que sufren las mujeres en el mundo.

Esta es definida por la Organización de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres), como “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o el uso de la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, sea cual fuere su relación con la víctima y sean cuales fueren las circunstancias”.

Asimismo, la organización asegura que los actos de violencia sexual pueden ocurrir en distintas circunstancias y entornos. Entre ellos:

  1. Avances sexuales no deseados o acoso sexual, incluido el hecho de pedir sexo a cambio de favores.
  2. Violación. Esta puede tener lugar al interior del matrimonio u otro tipo de relaciones, por parte de familiares y conocidos, extraños o durante un conflicto armado.
  3. Abusos sexuales a niñas y niños.
  4. Convivencia o matrimonios forzados, incluyendo el matrimonio infantil.

La violencia sexual hacia la mujer es más común de lo que crees y lamentablemente, la mayoría de los casos no llegan a ser denunciados ni sus víctimas reciben la atención adecuada para superar el hecho adecuadamente. Quizás tú también hayas sido víctima y, como a la chica de nuestra historia, hayas decidido callarlo y guardarlo en lo profundo de tu alma por sentirte culpable o en parte, responsable.

Mitos comunes sobre el abuso sexual que debemos romper y ante los cuales debemos levantar nuestra voz

  • No es violación si pasa dentro del matrimonio o en una relación seria. Sin importar cuánto tiempo lleven juntos, si están casados o no; cuando te obligan a tener sexo sin tu consentimiento estamos hablando de violación.
  • No puedes cambiar de opinión si ya consensuaste. No estás obligada a tener sexo aunque hayas aceptado 20 minutos antes. Siempre se puede cambiar de opinión antes de hacer algo de lo que no estás segura.
  • No negarte, significa aceptar. Aunque no hayas dicho que no, esto no puede ser interpretado como una forma de consentimiento. El consenso es vital y por ende, muchas de las mujeres que han estado bajo efectos del alcohol o drogas que han resultado agredidas sexualmente se consideran casos de violación, pues, no se puede avanzar en el terreno sexual si alguien se encuentra en una situación en donde es imposible dar consentimiento, como cuando la persona está ebria o desmayada.
  • El sexo es una forma de pago de favores o halagos. Lamentablemente muchas mujeres incurren en esta práctica de manera consciente, pero si un hombre pretende o te obliga a pagar un favor, un regalo o una cena con sexo —por mencionar algunos ejemplos—, estás ante un claro ejemplo de abuso sexual. El sexo no es moneda de cambio.
  • «Tú lo provocaste por cómo te vistes». Aunque ciertamente hay atuendos que las mujeres emplean con el fin de verse sensuales o llamar la atención, el hecho en sí no le da el derecho a nadie de agredirte sexualmente por cómo te vistes. Asimismo, existen casos contrarios, donde las mujeres deciden no arreglarse y vestirse de manera masculina a fin de “protegerse” y aun así, muchas de estas chicas han resultado víctimas de violencia sexual.
  • Tú lo provocaste por los lugares que frecuentas. Los abusos sexuales no se dan solo en callejones oscuros y a manos de desconocidos. Te sorprenderá saber que la mayoría de las violaciones ocurren a manos de un familiar, amigo o conocido de la víctima.

Si tú o alguna mujer cercana a ti ha sufrido de abuso sexual, es de vital importancia que no calles. Si se trata de tu caso, puedes apoyarte en personas de confianza, en organizaciones locales y hacer las respectivas denuncias ante las autoridades competentes. Si se trata de alguien más, es importante que no te hagas de la vista gorda y animes a esa persona a buscar ayuda; también puedes brindarle tu apoyo sin prejuicios y respetando su privacidad. Quizás no lo sepas, pero al actuar podrías estar salvando una vida, o tu vida misma.

#MujerInspírate

 

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