El lenguaje corporal: cuando tus gestos te delatan (I)

Sin duda alguna, el cuerpo cuenta con su propio lenguaje para exponer nuestros más profundos sentimientos y el rostro es su principal exponente.

Creo que como mujeres, deberíamos meditar en este hecho, ya que –admitámoslo– somos expertas en decir que estamos bien cuando realmente no lo estamos y en asegurar que estamos de acuerdo con algo cuando en realidad, no nos parece la idea; así cedemos para agradar a otros, para no incomodar o para evitar conflictos y/o confrontaciones.

Esta actitud no es del todo acertada porque existe un lenguaje corporal que nos expone al evidenciar por sí mismo aquello que deliberadamente decidimos callar.

Aunque el lenguaje corporal es un tema con mucha tela que cortar, hoy quiero enfocarme específicamente en las expresiones faciales. A continuación, mencionaré algunos de los gestos más comunes que encierran una connotación negativa y su significado para que puedas autoexaminarte.

  • Mirar hacia arriba o a los lados. Cuando es involuntario, este gesto muestra fastidio o falta de interés; cuando es premeditado, este gesto evidencia desacuerdo, rebeldía u obstinación.

  • Fruncir el ceño o arrugar la frente. Esto refleja duda, rechazo o molestia.

  • Levantar las cejas. Cuando es natural, esta expresión evidencia asombro o sorpresa; pero cuando no lo es, muestra intolerancia porque deja entrever los aires de superioridad que tenemos ante los demás.

  • Fruncir los labios (por lo general, en dirección hacia alguna mejilla). Este gesto revela apatía, insatisfacción, desánimo o la falta de deseo para hacer un quehacer. También le enfatiza a nuestro interlocutor lo que hizo mal o la torpeza que cometió.
McKayla Maroney, la gimnasta estadounidense que se volvió viral tras su peculiar gesto de insatisfacción al ganar la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. Fuente: Getty Images.
  • Intensificar la mirada. Quizás conoces este gesto como “pelar los ojos”, como le decimos coloquialmente. Naturalmente, este gesto evidencia cuán exagerado es nuestro desacuerdo; pero cuando es premeditado, se emplea para intimidar a nuestro interlocutor, coaccionarlo para que diga –o deje de decir– alguna cosa, o para enfatizarle que tenemos la razón.

  • Inclinar la cabeza hacia un lado. Refleja duda o desconfianza de lo que nos dicen los demás.

  • Bajar la cabeza y alzar la vista. Cuando es natural, refleja culpa o vergüenza. Cuando es premeditado, expone con severidad nuestro punto de vista, denigrando la razón del otro.

  • Sonrisa falsa o tensa. Este gesto es empleado de dos formas: para disimular lo que en realidad sentimos y pensamos, o bien, en tono burlista para hacerle saber al otro lo pequeño o débil que es y enfatizar lo equivocado que está.

Como estas, hay muchas otras expresiones; cada una tiene sus modos, maneras y formas tan originales de mostrarnos ante los demás.

Lo importante es entender cuánto daño pueden ocasionar nuestros gestos por nuestra falta de prudencia y disposición de escuchar o pensar antes de expresarnos.

Más allá de los reflejos y expresiones espontáneas, nuestro lenguaje corporal –sobre todo los gestos faciales– exponen lo que no decimos de labios, como la baja autoestima, la falta de fe y amor, la rudeza de nuestro trato y la altivez del corazón. ¡Todo esto sin necesidad de hablar!

Ahora bien, quizás en este momento te preguntes cómo puedes evitar transmitir estas cosas a través de tus gestos. La respuesta está en ejercitar la honestidad porque sí, esta es una cualidad aprendida.

No te pierdas la continuación de este post, donde hablaré de la importancia de ser transparentes para que tus gestos no te delaten, hieran la susceptibilidad de otros o te dejen mal parada.

Hazme saber si deseas que amplíe este tema en otras expresiones gestuales de nuestro cuerpo. No olvides escribir en los comentarios qué otro gesto facial –que no haya mencionado antes– consideras que es dañino a la hora de comunicar. Te leo; ¡crezcamos juntas!

#MujerInspírate

¿Qué opinas?

Ruth Figueroa

Profesora universitaria y locutora. Trabaja como asesora académica y metodológica en proyectos de investigación. Ama las letras, la música y el arte. Está decidida a vivir siendo más y su pasión es escribir para inspirar a otros.

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