Necesitamos ser agentes de cambio

Últimamente le he estado preguntando a Dios muchas cosas, porque sin su guía y consejo, definitivamente sería imposible seguir liderando este movimiento que colocó en mi corazón y en mis manos hace años atrás.

Una de las formas que Dios usa para confirmarme si voy por el camino correcto es a través de mensajes que recibo en Facebook, Instagram y WhatsApp, lo cual agradezco con mucho amor. A veces esa confirmación llega por medio de personas claves que llegan a retarme a seguir aprendiendo más y a alcanzar otros niveles; y otra forma son los libros y películas que llegan a mis manos con la intención de enseñarme cosas nuevas y refrescantes para entender más a fondo eso tan complejo que llamamos “ser mujer”.

En esta ocasión quiero hablarles de las enseñanzas y desafíos que me ha dejado una película británica del 2015 que hace poco tuve la oportunidad de disfrutar, se trata de Suffragette (Sufragistas para Hispanoamérica). Este film sensibilizó mi corazón hasta las lágrimas porque evidencia no solo la lucha a la que se enfrentaron muchas mujeres en el pasado por hacer valer sus derechos, sino a esa guerra que sigue librando el género femenino en el mundo de hoy.

Debo confesar que mi corazón se llenó de dolor ante muchas de las circunstancias que refleja el drama, desde hace años sufro por las injusticias que se cometen en contra de la mujer, y más aún, por cómo, muchas de nosotras permanecemos inertes ante la situación, como si la mejor –y única– opción fuera habituarnos a ello. Por eso quiero compartir algunas de las reflexiones que surgieron en mí a raíz de ver este film:

1. ¿En qué nos estamos convirtiendo si ya no nos conduelen las injusticias en el mundo? En seres fríos, indolentes y egocentristas que solo procuran su propio bienestar y felicidad.
2. Jamás debemos rendirnos ni resignarnos ante las circunstancias. Quizás pienses, con temor, que levantar la voz nos llevará a perder. Aun así, yo estoy dispuesta a levantar mi voz, así sean solo unos pocos quienes la escuchen.
3. Nunca subestimes lo que estás haciendo para hacer del mundo, un lugar mejor, porque si logras cambiar algo a tu alrededor, estarás aportando lo que está a tu alcance para traer esperanza a personas que no la tienen.
4. No es requisito ser famosas para unirnos y llevar un mensaje de esperanza a esas mujeres y niñas que tanto lo necesitan.
5. Tus acciones hablan más que tus palabras. Todo el tiempo escucho de mujeres con el deseo de hacer algo diferente en sus comunidades, barrios, iglesias, escuelas, y en la sociedad en general; ¡pero no se activan! se frenan por temor a al rechazo o al fracaso. ¡Empieza por tu vida! Sé ejemplo, y actívate con lo que tienes a la mano, porque ¡Dios está contigo!
6. Quizás sea difícil lograr los cambios que queremos ver en la sociedad, pero si no empezamos a actuar, terminaremos haciendo de lo difícil, un cambio imposible de gestar.
7. Yo sí quiero luchar por ver a una futura generación de mujeres con una mentalidad transformada, una que crezca con la seguridad del valor e identidad que tienen en Dios.

Las invitó a ver esta maravillosa película, –siempre tomando lo bueno y desechando lo que no nos edifica–, porque esas mujeres que lo dan todo por causas importantes son dignas de admirar.

Yo estoy comprometida con todo mi corazón a seguir trabajando para que este pequeño pedacito de vida que me ha regalado Dios, sea invertido en el crecimiento de la mujer a través de Mujer Inspírate, sea para seguir inspirando, transformando la mentalidad y promover el cambio en las mujeres del hoy, a fin de hacer que este mundo que me rodea sea un lugar mejor para todos. Y tú, ¿estás ejecutando el sueño que Dios depositó en ti?, ¿qué estás dispuesta a hacer para mejorar tu entorno?

#MujerInspírate

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