Aprende a ser visionaria y a visualizar tus sueños con estos prácticos tips
Como parte de la serie de artículos que he venido desarrollando sobre cómo poner en marcha el sueño que Dios ha depositado en tu corazón, hoy quiero hablarles de la importancia de ser visionarias y de visualizar tus objetivos como si fuesen un hecho.
Como bien lo explicamos uno de nuestros post pasados –y que puedes leer aquí– no es lo mismo ser ambiciosa que ser visionaria, porque la visión te hace actuar más por pasión y amor hacia lo que haces que por la recompensa o reconocimiento que puede darte eso que emprendes.
Si bien la fe es nuestro principal combustible, las acciones que respalden nuestra convicción son el único medio que tenemos para traer a la realidad eso que ya concebimos en el corazón. Una de las maneras de afianzar esas convicciones en lo profundo de nuestro interior es aprendiendo a visualizar.
Cuando visualizas, le das forma, color y textura a ese sueño. Así va adquiriendo personalidad propia, tal como un embrión se va formando en el vientre de su madre, hasta convertirse en un perfecto niño, sano y fuerte, listo para venir al mundo.
El arte de visualizar te ayuda a definir exactamente lo que deseas alcanzar y hoy te daré tres sencillos tips para que ejercites esa capacidad:
1. Encuentra un lugar tranquilo. La distracción está a la orden del día, así que encontrar un lugar tranquilo e inspirador es clave para empezar a visualizar. Puedes ir al parque y sentarte bajo un árbol, ir a un café que te guste (pero cuida que no esté atiborrado de gente); puede ser tu lugar favorito de casa –en mi caso, es mi rinconcito creativo– ¡en fin!, cualquier lugar en donde sepas que no serás interrumpida.
2. Despeja tu mente. Cuando encuentres ese lugar, procura estar cómoda y cierra tus ojos para que no te distraigas, relájate respirando profundo y pausado, intenta contar despacio hasta 20 y así, sucesivamente, hasta que vayas despejando tu mente de todas las ocupaciones que traes a cuestas y de la distracción que te rodea.
3. Imagina sin límites. Cuando empieces a pensar en lo que deseas, no te limites solo al «qué». Lo bueno de imaginar es que puedes ser detallista, así que incluye todo lo que se te ocurra: colores, formas, estilos, sabores, ¡absolutamente todo lo que implique ese sueño que deseas hacer realidad en ti! Recuerda también visualizarte a ti en medio de ello, por ejemplo: ¿cómo vistes?, ¿qué sientes al respecto?, ¿qué escuchas?, ¿dónde estás? y ¿quiénes te acompañan?
4. Anota tus pensamientos. Nunca sabes qué ideas surgirán desde tu propia inventiva –y que amarás–, así que no subestimes tus pensamientos y, una vez escritos, arma tu collage y ponlos en manos de Dios para luego trabajar con base en ello; así verás cómo –poco a poco– tus anhelos van tomando forma. Si no me crees, solo te diré que hoy, Mujer Inspírate es una prueba irrefutable de ello.
#MujerInspírate
