La vida en tiempos de pandemia
Como si se tratara de un eco o un grito ahogado de auxilio, la vida nos mandó a hacer un alto en el camino a causa de una pandemia; tal como aquel juego de la infancia donde quedarse estático era divertido, para luego volver a correr con mucho más impulso.
Así, en un chasquear de dedos, de repente nos cambió el ritmo. Las zonas de confort se ven expuestas, las dinámicas sociales e individuales se modifican; el quehacer cotidiano y las rutinas, apremian. Las economías bajan, los miedos asaltan, la gente se extraña y se busca, se llama, se quiere, se necesita…
En ese orden, están las situaciones que nos acechan y nos invierten el sentido de las cosas. Pero también están las personas de las que hablo: las que se buscan y se anhelan, las que le hacen frente al ritmo caprichoso de la vida y las que no; los cara dura y los apacibles, los que se hacen nudos en la garganta y los que aprenden nuevas formas de ser.
Además, están las personas que repiten los libretos y se ciñen a estándares remachados. Sin embargo —y por fortuna— existen también las que conocen bien de la reinvención del ser humano. Las que se alientan en la fe y en las acciones.
Hablo de las personas que viven como si se tratara de un camino diferente por donde cruzar todos los días y se confortan con imaginar que, al pasar las curvas, algo nuevo los sorprenderá.
¿Cómo decides vivir?
En tiempos de pandemia, muchos hacen de su mundo, un caos; una especie de anarquía. Otros, por el contrario, pretenden volverlo un templo de reconciliación en medio de los trances. Reconciliación con los afectos, con la simpleza y la naturalidad propia de las cosas, con la conciencia y la intimidad propia.
Entonces, ¿cómo instaurar bandera cuando se cree perder el control?, y ¿cuál es el ritmo que llevas mientras las formas naturales se desacomodan?
¿Cómo decides vivir el presente?, ¿en el embudo de tus crucifixiones y el vaivén de los desconciertos, o bajo la mirada prometedora de la fe y de la acción?
Pulir sobre la marcha y hacer catarsis. Evocar y reflexionarse puede ser una forma de salvar. Sanarnos de la pandemia de la apatía, la desolación, de la pobreza de espíritu y los malos ratos.
#MujerInspírate