¿Te tomas en serio?

¿Cuándo fue la última vez que tuviste una opinión pero no la compartiste con nadie porque no creíste que a alguien le importaría? ¿Cuándo fue la última vez que te entusiasmaste realmente con una idea que tenías pero luego nunca la desarrollaste porque decidiste que no era lo suficientemente buena? ¿Cuándo fue la última vez que comenzaste a hacer algo pero te diste por vencida antes de terminar porque no creía que a alguien le gustaría?

Quizás leas muchos artículos que te dicen «simplemente hazlo», “no te preocupes por lo que otros piensen”, “sigue adelante”, “sigue siendo perseverante”, “¡no te rindas!” Pero si no empiezas a tomarte en serio, nunca podrás seguir ninguno de esos consejos porque siempre terminarás convenciéndote de que lo que estás haciendo no es lo suficientemente importante.

No me tomé en serio por mucho tiempo. De hecho, todavía lucho por tomarme en serio. Ni siquiera podía señalar qué era lo que me estaba haciendo a mí misma hasta hace un año, pero finalmente me di cuenta de que hay algo que algunas personas tienen: la capacidad de entusiasmarse con algo que están haciendo e ir por ello con una especie de loco abandono; esa capacidad de permanecer enfocada, mantenerse firme, subir a la cima de una montaña y gritar lo que desean para que todos puedan escucharlo (por así decirlo).

Yo sabía que tenía la capacidad de subir una montaña y hacer lo mismo, pero siempre me convencía a mí misma de no hacerlo. Finalmente me di cuenta de que era porque simplemente no me tomaba en serio. Incluso, luché por escribir este artículo…

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¿Por qué estoy escribiendo esto? Esto es estúpido, es repetitivo. ¿Alguien más dijo esto antes, pero mejor? ¿Sé siquiera lo que trato de decir? Nadie va a leer esto. Debería ir a trabajar en otra cosa. Esto es una pérdida de tiempo”.

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Esos fueron mis pensamientos cada vez que traté de crear algo nuevo. No tomé en serio mis propias opiniones, mis ideas o incluso lo que quería para mi vida.

Entonces, ¿qué pasa cuando no te tomas en serio?

  • Pasas mucho tiempo soñando pero sin llevar a cabo esos sueños. Se te ocurren ideas pero te detienes antes de llevarlas a cabo, o bien, intentas algo pero te rindes rápidamente porque decides que no es lo suficientemente buena, entonces te convences de que a nadie le gustará y que, de todos modos, era una idea estúpida. La peor parte sucede diez años después, cuando miras atrás ese proyecto que casi comenzaste y te das cuenta de que había algo especial allí que no era ni la mitad de malo de lo que pensabas en ese momento y que podrías haber logrado algo realmente importante si sólo hubieras continuado.
  • Terminas viviendo una vida de la que no estás tan orgullosa. Sigues esperando hacer aquello que te apasiona, lo que te hará sentir exitosa, pero inviertes tu tiempo en un montón de cosas que crees que tienes que hacer –nada que realmente quieras hacer–. Trabajas duro y haces un buen trabajo, pero también te sientes atrapada dentro de ti, montando un espectáculo que alguien más está dirigiendo. La peor parte también llega con los años, cuando pierdes el contacto con lo que realmente eres y ya no puedes distinguir entre lo que deseas y lo que otras personas quieren de ti.

Quizás veas a alguien más y digas: «¡Pero es exactamente mi misma idea!». Sí, lo fue, pero esa persona se lo tomó en serio. Esa persona dijo, «esto es interesante para mí, por lo que podría ser interesante para otra persona» y ella sí hizo algo al respecto.

  • Te molestan las personas que sí se toman en serio. Miras a las personas que se promueven a sí mismas y a sus ideas, y piensas que son egoístas o ridículas; o bien, contemplas a las personas que admiras y te lamentas de que nunca podrías lograr lo que tienen.
  • Te saboteas a ti misma. Te precipitas en una ejecución a medias y no te das el tiempo que necesitas para aprender algo nuevo o para aprender a hacerlo de la manera correcta. Entonces, cuando no sale como querías, decides que era una pérdida total de tiempo, pero podrías haber obtenido un resultado totalmente diferente si inicialmente hubieras aceptado el hecho de que podría tomar tiempo llegar a dónde deseabas, pero que ese invertido tiempo valdría la pena porque tú creías en ello.
  • Te deprimes. Te enojas contigo misma. Te decepcionas de ti. Te preguntas por qué no has logrado hacer nada y sientes que nunca lo harás. En fin, sientes que es demasiado tarde para hacer algo, cuando en realidad no lo es. Cada pieza de cada pequeña cosa que alguna vez pensaste, está llena de posibilidades. Tú no sabes qué es y eso es aterrador; es posible que aún no sepa cómo hacerlo y eso es difícil, pero cuando te tomas en serio, te das suficiente crédito para saber que puedes resolverlo.

Cuando en tu corazón sepas que tú y tus ideas son importantes, le darás a cada idea que tienes una oportunidad de luchar.

Eso podría significar hablar en el trabajo, o podría significar simplemente terminar esa única cosa en la que has estado pensando desde siempre. También podría significar tuitear al respecto, hacer una publicación de video o blog al respecto, o subirte a un escenario y compartirlo con una audiencia.

Cuando te tomes en serio, harás que otros te tomen en serio. Explicarás tus ideas y no las esconderás. No las eliminarás. Lo seguirás intentando.

¡Tómate en serio!

No trates tus ideas como si fueran nada, tampoco te trates a ti misma como si no fueras nada porque tú y tus ideas son importantes, son significativas y tienen el potencial de llegar a ser mucho más de lo que tú misma crees o piensas.

Fuente: Escrito por Sarah Cooper. Sarah es escritora, comediante y creadora de TheCooperReview.com. Tomado de www.huffingtonpost.com, traducido y con adaptaciones.

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