Ser soltera vs. Estar soltera

Ser soltera vs. Estar soltera

Con gran alarma observo cómo la soltería se ha convertido en un estado abrumador para un sinnúmero de mujeres, una muestra de ello son los numerosos mensajes que recibe Mujer Inspírate de chicas angustiadas por el tema, quienes oscilan entre los 16 y 30 y tantos años de edad. De esa realidad, parte este artículo.

Si eres una chica que aún está soltera –y admites que te sientes infeliz por ello–, mi objetivo es brindarte una perspectiva diferente y más real de la soltería, para que entiendas la gran diferencia que existe entre ser soltera y estar soltera.

Según la RAE, la soltería se define como el «estado de soltero», esta concepción hace referencia al estado civil de una persona que no se ha casado. Ahora bien, de esta definición quiero que nos centremos específicamente en la palabra estado y en uno de sus significados en particular:

«Situación o modo de estar de una persona o cosa, en especial la situación temporal de las personas o cosas cuya condición está sujeta a cambios».

Si prestas atención, verás que esta definición de estado está marcada por dos variables: tiempo y cambios. Por esa razón hablamos de estados de ánimo, de estados de salud, de estado del tiempo (clima), entre otros ejemplos; porque son cosas que cambian periódicamente.

Entonces, si la soltería es un estado, ¿por qué te empeñas es asumirla como algo que te define o a lo que atribuyes parte de tu identidad? En otras palabras:

Es un error creer y decir que ERES soltera. La realidad es que ESTÁS soltera, y por simple o irrelevante que pueda parecer la diferencia de palabras, esta es la razón principal por la cual tantas mujeres asumen su soltería como algo fatídico.

Aclarada la parte teórica del asunto, pasemos a lo práctico. Quizás pienses que lo descrito hasta ahora es puro ‘blah, blah’ o no aplica para ti, por eso te dejaré una serie de características que evidencian la diferencia abismal entre ser soltera y estar soltera, para que compruebes por ti misma en qué categoría te encuentras.

La mujer que ES soltera:

• Sacrifica o negocia su sueño de tener y vivir un matrimonio feliz a causa del temor que le genera vivir otro fracaso emocional, por ende, se priva de abrirse a una relación o –en medio de ella– se autosabotea.

• Ha perdido la confianza en sí misma, su valor e identidad a causa de los fantasmas de fracasos emocionales que la acechan, creyendo que nunca encontrará lo que desea o merece.

• Se conforma con poco y decide permanecer al lado de quien no la valora o no la hace feliz.

• Cree que se le está «yendo el tren». Se siente ansiosa y triste porque el tiempo se le pasa.

• Interpreta la soledad como una especie de maldición que, en ocasiones, no sabe canalizar. Por esa razón solo sabe saltar de relación en relación, todo sea por acompañar su soledad.

• Cada día que pasa, la realidad que sus ojos ven la lleva a perder la esperanza, por lo que empieza a creer que nunca se casará.

Algunos de estos casos puedes verlos reflejados en una serie de testimonios que recogimos para uno de nuestros post pasados y que puedes leer aquí → «cuando la espera, desespera: confesiones de una mujer soltera».

La mujer que ESTÁ soltera:

• Tiene claro lo que inexcusablemente merece y espera de un compañero de vida, por ende, no negocia su sueño, felicidad, valor, destino y convicciones ante presiones sociales, el «tren» de los años, carencias emocionales o necesidades físicas.

• No se deja llevar por emociones, apariencias o estatus sociales, académicos y/o económicos a la hora de establecer una relación, puesto que ha aprendido la lección que a su paso dejó cada fracaso emocional, fortaleciendo su identidad y valor.

• No arrastra a los fantasmas de fracasos emocionales, sino que actúa confiando en que Dios la guía a la hora de abrir su corazón y tomar decisiones.

• No está dispuesta a invertir su tiempo y esfuerzo en pseudo-amores de migajas porque sabe que merece de alguien lo mismo que está dispuesta a dar, es decir, lo mejor.

• Entiende que la soltería es el tiempo ideal para ir por sus sueños, alcanzar sus metas personales y dedicarse a hacer lo que ama, porque cuando la persona indicada llegue –y con ella, el matrimonio y los hijos– sus intereses estarán divididos y ya no contará con tanto tiempo para sí misma.

• Interpreta la soledad como un tiempo para cultivar su interior, acercarse a Dios, madurar y sanar. En vez de lamentarse por no encontrar a la persona adecuada, se preocupa por convertirse en la persona adecuada.

• Entiende que parte de su diseño original es ser «ayuda idónea», por lo que está convencida de que se casará en el tiempo que Dios ha estipulado para ello y, sin importar las circunstancias, lo da por hecho. Por esa razón vive la soltería confiada y feliz.

La mayor diferencia entre SER soltera y ESTAR soltera, no la dictamina solo la palabra que emplees, sino la actitud con la cual asumes tu soltería.

Recuerda que la vida está conformada por etapas, así que en vez de lamentarte, disponte a disfrutar y a sacarle provecho a tu estado civil actual. Créeme, cuando estés casada, serán muchas las cosas que lamentarás de no haber valorado esta etapa.

#MujerInspírate

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Andrea Colina

Comunicadora Social/Periodista. Escribo, luego existo. Amante del buen cine y de los retrogames. Creativa por gracia multiforme.
JESÚS: mi verdad absoluta.

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