Desde muy pequeñas, a las mujeres se nos ha condicionado respecto a la idea del hombre perfecto, empezando por Disney, cuyas películas nos enseñan que hay un hombre ideal –en todos los sentidos– perteneciente a la realeza (un “príncipe azul”) y que se encuentra en una incesante búsqueda de nosotras como su motivo de vida; hasta la presión social, familiar e influencias culturales que, a lo largo de los años desbaratan los ideales que creó Disney en nosotras, y nos hacen replantearnos los parámetros para escoger a un hombre como pareja. Ahora bien, tomando en cuenta todos estos factores, ¿qué tan acertados son nuestros parámetros de búsqueda y selección de nuestra “alma gemela”?
A diario veo una realidad preocupante en las mujeres en general; sin importar cuán emprendedoras y exitosas puedan ser en muchas áreas de su vida, reinciden en sus malas decisiones en lo que a su área sentimental se refiere. Muchas permanecen al lado de un hombre que aprecian pero no aman, simplemente porque les brinda una estabilidad financiera o social, o solo porque están con ellos por acompañar su soledad. Otras deciden renunciar a su verdadero amor solo porque este no les puede ofrecer la vida que anhelan, prefiriendo permanecer al lado de quien les garantice la estabilidad que necesitan. Y por último, están aquellas que se les pasa el tren de la vida esperando al hombre ideal, cuando el “ideal” no existe, o por lo menos no como nosotras lo concebimos.
Creo que a todas las mujeres, conforme vamos creciendo, nos enseñan lo mismo: buscar a un hombre profesional, con buen trabajo, emprendedor, respetuoso, bien parecido, honrado, de buena familia, con futuro, sin un pasado turbio, y casi que el factor “amor” lo dejan de último. ¿Por qué lo digo? porque en ocasiones, cuando se presenta aquel que verdaderamente ama con amor genuino, pero no tiene nada que ofrecer, cometió errores en el pasado o simplemente “no pudo estudiar”, en seguida queda descalificado por todos, sin importar las verdaderas intenciones de su corazón.
Aclaremos algo, por supuesto es de vital importancia que nosotras, como mujeres, procuremos que aquella persona a la que nos unamos en pareja tenga no solo amor para dar, sino visión, valores y deseos de superación. Puede que al momento no sea mucho lo que tenga para ofrecer, pero si hay deseo de superación y compromiso por alcanzarlo, ese futuro está asegurado. En realidad, con este artículo quiero destacar la importancia de lo imperecedero a la hora de escoger a un chico.
Vivimos en un mundo colmado de vanidad, y las mujeres somos muy susceptibles a esto, nos hemos dejado seducir de tal manera por lo material que muchas han decidido hacer de lo material, su vida, o bien, endosar su vida a quien garantice ese estilo de vida deseado. Ahora bien, con el pasar de los años, la belleza y la juventud se esfuman, y cuando muramos, absolutamente nada de lo que poseemos lo llevaremos con nosotros.
Nunca bases tus criterios de selección de pareja en la mejor posición social, en las cuentas bancarias más robustas, en los negocios más prósperos o en el mayor atractivo físico, tampoco bases tus principales criterios de selección en el grado académico o en el reconocimiento que ese hombre pueda poseer. Querida lectora, ¡busca en primer lugar lo imperecedero! Aquello que no cambia con el tiempo, esas son las verdaderas joyas que te llevarán a elegir sabiamente.
Quédate con el que ha demostrado lealtad por amor, no por conveniencia; con aquel que quizás no tenga el mejor sueldo, pero procura siempre tu bienestar antes del suyo; aquel que no te juzga por tu pasado, ese que te mira con los mismos ojos de amor y de deleite sea que estés arreglada o en tu peor facha; quédate con quien demuestra templanza, no huyendo cuando las cosas se ponen difíciles o cuando te equivocas, sino que elige estar junto a ti a pesar de todo, eligiendo siempre perdonar. Quédate con quien te respete y valore de verdad; quédate con aquel que verdaderamente ame a Dios, porque si lo ama y tiene temor de Él, entonces sabrá amarte con genuino amor. Ese tipo de hombre, querida amiga, es el compañero de vida que, aunque no sea de la realeza, ni sea “azul”, sabrá garantizarte una vida entera de sonrisas, bendiciones y satisfacciones.
#MujerInspírate
