¿Por qué te equivocas?

¿Por qué te equivocas?

¿Que por qué te equivocas tanto?… Sí, esa es una pregunta que todas nos hemos hecho. Cuando nos lamentamos a causa de una «soberana metida de pata», el instante en sí nos suspende el aliento en segundos y puede mantenernos en ascuas por minutos o días en el orden de enmendar el daño ocasionado –si es que se puede remediar–. En otros casos, podría tardar más tiempo reparar el agravio si de lo inducido, algo hemos perdido.

“El que tiene boca se equivoca”, reza un refrán que solemos citar para excusar nuestras equivocaciones; pero, cada cuánto nos preguntamos: “¿por qué me equivoco?”. Pareciera ser el pretexto perfecto para no hacernos cargo de lo que necesitamos rectificar, corregir y transformar.

Sé que no he estado ahí, contigo, para entender la frustración de aquello en lo que te has equivocado. Quizás otros lo han llamado torpeza, insensatez, incapacidad, incompetencia, descuido y más… Sin embargo, no te diré: “está bien, ya pasó”. Esta vez te acompañaré con el valor del amor, para motivarte a levantarte una vez más, examinarte y escudriñar en tu interior.

No todo lo que eres es porque te lo han enseñado; eres naturalmente lo bueno, eso que fluye con fuerza de tu interior para creer, enderezar tus pasos y avanzar.

Mi dulce chica, no te equivocas porque eres tonta o incapaz; mucho menos porque «eres así desde pequeña» –un mal justificativo que algunas suelen alegar–. Te diré dos cosas: 1. Que los errores te afecten en mayor o menor medida depende del tipo de mentalidad que tengas. Y 2. Por simple o grave que haya sido tu falta, el hecho es que tienes que revisarte ahora para que no vuelvas a caer en lo mismo.

Te mencionaré algunas causas que explican el porqué, en ocasiones, te equivocas tan seguido:

  1. Porque no escuchas. Lo que se hace resulta torcido cuando la mente está ensimismada en sus propios modos o distante de las instrucciones.
  2. Porque te apresuras. Te cuesta esperar y, sin evaluar, respondes o actúas sin entendimiento de lo real, de los alcances que tiene la desesperación y de sus efectos cuando todo se sale de las manos.
  3. Porque ignoras y cuestionas sin motivos. ¡Cuánta ligereza nos lleva a la incoherencia!, ¡cuánta agilidad tenemos para engrandecer un problema y sobrepasar los límites por nuestra incongruencia! ¿Alguna vez has escuchado esa frase que dice: “lo que haces con las manos, lo destruyes con los pies”? Bueno, esa frase es un ejemplo exacto de lo delgada que es la línea entre lo que eres capaz de ocasionar y lo que no cuando ignoras y cuestionas sin motivos de peso.
  4. Porque te precipitas a la hora de suponer. Este es un mal común de mujeres: el pensar tantas cosas como dé la imaginación. Esto altera el trillón de emociones a las que estás sujeta, las cuales terminan por confundirte hasta hacerte tropezar.
  5. Porque eres insegura. Eso de juzgarte constantemente te roba la calma, la creatividad y la libertad de cada intento genuino y certero para decidir hacer las cosas bien; por eso te equivocas.

Mi querida, piensa en lo que te expongo e inspecciónate bien a puertas cerradas, pues, hay que trabajar sin duda y ansiedades en nuestras acciones.

Disponte, en el silencio de tu mente, a escuchar. Atiende bien para responder. Capacítate cada vez para actuar y no te vayas a la primera, ya que necesitas garantizar la seguridad de cada intención.

Sé rápida para rectificar y no te envuelvas en los intereses del ego alzado.

Y recuerda, ¡eres imparable! Así que reconoce tus errores y toma el rumbo de la prudencia. Invertir tiempo en la meditación y en la confianza te llenará de paz y seguridad a la hora de actuar; además, te ayudará a no quedarte estancada en los motivos por los que te equivocas.

Ten presente también que eres una mujer buena de corazón; así que, ante la falta, ¡borrón y cuenta nueva!, porque en ti reside la capacidad de superarte, reinventarte y acertar.

#MujerInspírate

 

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Ruth Figueroa

Profesora universitaria y locutora. Trabaja como asesora académica y metodológica en proyectos de investigación. Ama las letras, la música y el arte. Está decidida a vivir siendo más y su pasión es escribir para inspirar a otros.

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