«¿Por qué no soy feliz?»

Puede parecer una pregunta tonta si lo tomamos a la ligera, sin embargo, es algo que muchas personas ni siquiera se atreven a preguntarse por temor a encontrarse de cara con una realidad confrontadora.

Realizar un análisis introspectivo a fin de respondernos genuinamente si somos felices o no con la vida que llevamos, es algo de suma importancia que toda persona debería tomarse el tiempo para hacer. La vida es finita y cada día es un regalo único, por lo tanto, un intento desesperado por encubrir la infelicidad con «cosas más importantes» no es más que malgastar la vida misma.

Ahora bien, veamos algunos puntos –más comunes y simples de lo que crees– que te ayudarán a descifrar las razones de la infelicidad.

Complacer a los demás

La aprobación no es sinónimo de felicidad, además, es un hecho imposible mantener a todo el mundo satisfecho a la vez. El complacer a los demás es una tarea de nunca acabar que te desgasta, en la que supeditas tus necesidades, sentimientos, preferencias y vida misma hacia lo que el colectivo demanda.

No saber decir «NO»

No me malentiendas, es un privilegio y bendición poder prestar nuestra ayuda desinteresada a otras personas, pero tu actitud servicial debe ir en función de tu capacidad para servir. Existen personas que se olvidan de sus propias necesidades y/o posibilidades, y de manera consciente o inconsciente resultan explotadas por personas manipuladoras, solo por el hecho de no saber pronunciar un  «no» –sin remordimiento de conciencia– cuando la ocasión lo amerita.

En nuestro post anterior, Aprende a decir «NO» cuando es necesario (Parte I), explicamos mejor las causas y consecuencias de volvernos tan permisivas. Mientras que en la continuación de ese post, Cinco consejos para aprender a ser más asertiva (Parte II), aprenderás varías técnicas para hacerle frente a este terrible hábito.

No acatar consejos

Reza un dicho popular que «el que no agarra consejo, no llega a viejo», mientras que la Biblia nos enseña en Proverbios 11:14 que «en la multitud de consejos hay seguridad». Más claro, ¡imposible! Eso sí, recuerda que no toda persona está en capacidad de aconsejarnos y debemos escoger sabiamente a quien escuchamos.

Evadir lo que sientes

Exteriorizar lo que sientes es de vital importancia. Hablar libera. De lo contrario, las emociones negativas tienen la capacidad no solo de deteriorar tu estado anímico, sino que tu cuerpo mismo puede somatizar todos esos sentimientos que decides resguardar en el corazón, resultando en estrés emocional, pérdida del apetito, insomnio, depresión, enfermedades crónicas y ¡pare de contar!

Llenar tus vacíos con agentes distractores

Continuando con el punto anterior, muchas personas emplean la distracción como recurso para evadir lo que sienten, bien sea a través de la constante ocupación en el trabajo, a través de la aprobación o compañía de personas que te hacen «sentir bien» o a través de vicios como el alcohol y las drogas. Detrás de todas esas facetas existen emociones o necesidades desatendidas muy profundas que no han sido asumidas.

Vivir del pasado

Se trata de no superar las vivencias anteriores, sean positivas o negativas, lo cual hace que neguemos el presente de manera directa. Vivir de recuerdos, o peor aún, privarse de vivir por temor a revivir experiencias pasadas es el peor daño que podemos hacernos como personas.

No cultivar una vida espiritual

Y así llegamos al punto principal, cuando Dios falta en la ecuación de tu vida, nada resulta como debería. Verás, es a través de un encuentro personal con Dios que encontramos la entereza, el valor y la humildad para asumir quienes somos y aceptar nuestros errores, es ahí donde encontramos el perdón para nosotros mismos y para los demás, donde aprendemos a valorar la paz y a diferenciar lo que tiene valor genuino en la vida.

Si te detienes a meditarlo, te darás cuenta que al cultivar tu relación con Dios estarás trabajando directamente todo lo planteado en los puntos anteriores, así que ¿qué esperas? Al fin y al cabo, el primer paso para ser feliz es empezar a tomar las decisiones que necesitas.

#MujerInspírate

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Melina Vélez

Melina Vélez es comunicadora social, presentadora de radio, escritora, productora de Marketing Digital y directora creativa de Mujer Inspírate. Melina es una soñadora imparable, esposa de Ángel Galeano y mamá de Napoleón, su hijo perruno.

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