¿Por qué no creo en el horóscopo?
Por naturaleza, nosotras –las mujeres– somos curiosas. El deseo por tener el control del mañana nos vuelve impacientes y un tanto ansiosas.
La necesidad por predecir el futuro está a la vuelta de la esquina y nuestras emociones sensibles suelen desviar nuestra mirada hacia las supersticiones. En este caso en particular, me refiero a la popular lectura del horóscopo.
¿Sabías que tu cuerpo puede somatizar tus emociones?
Según un estudio publicado en la revista española RedELE, el 54 % de las personas que sufren de alteraciones, taquicardias y pánicos constantes lo hacen por causa de algún efecto emocional pernicioso. Impresionante, ¿no?
Este hecho comprueba que la ansiedad del presente y la incertidumbre de lo que nos depara el futuro son variables constantes en la proyección de cada ser humano. De allí parte la importancia de ser cuidadosa con la información que consumes ya que podrías estar alimentando esos sentimientos nocivos sin ser consciente de ello.
Por esa razón, te daré cinco razones para no creer en lo que el horóscopo te dice.
1. Porque la astrología no es una ciencia, sino una secta de adivinadores que plantean el estudio de los astros como una disciplina de conocimientos rigurosa y de asignación especial, cuando en realidad la ciencia que estudia el espacio, los planetas y demás cuerpos celestes es la astronomía.
Como profesora de la ciencia geográfica puedo confirmar que el espacio –pese a los estudios científicos que lo revelan– aún sigue siendo un misterio en muchos ámbitos. De allí que constantemente el hombre continúe en la búsqueda de descubrimientos –como el dinamismo que esconde la estática planetaria o las alteraciones en la composición de los procesos geológicos, por mencionar algunos ejemplos–; lo que demuestra que nos encontramos en un mundo intergaláctico que está en continuo movimiento y cambios.
Veámoslo así: si la astronomía –en su calidad de ciencia– aún no cuenta con precisión específica para explicar la mayoría de los continuos cambios que se dan en nuestro universo; entonces, ¿cómo la astrología podría ser asertiva a la hora de hacer predicciones en nuestras vidas?
Mi punto es aclarar la diferencia entre astronomía y astrología. La primera es una ciencia, la segunda es un quehacer de naturaleza supersticiosa.
2. Porque la incapacidad de decidir da pie a la manipulación. Existen situaciones en la vida que te llevarán a desenlaces claramente predecibles; por ejemplo, si te precipitas en el amor, probablemente estarás en riesgo de sufrir una desilusión.
El resultado de cada paso que das forma parte de tu carácter y de tu capacidad para tomar decisiones acertadas, no de una ocasión a la que estás propensa porque “los astros lo deparan”.
De ese tipo de razonamientos parte la ignorancia y la descalificación ante decisiones importantes que deben asumirse con responsabilidad. Pues, al estar cegadas, rechazamos la verdad y por ende, abrimos paso al auto-saboteo y a la mentira porque – admitámoslo– siempre será más fácil culpar al horóscopo o a cualquier agente externo de lo que nos sucede que aceptar las consecuencias de las decisiones que tomamos.
3. Porque el horóscopo te lleva a la confusión y a la dependencia. Una vez que la persona se apropia de su “predicción del día”, se predispone automáticamente a que le suceda aquello que leyó o vio.
Es impresionante cómo estas predicciones ocasionan que las emociones se balanceen en un desequilibrio total por esperar que algo en específico suceda o deje de suceder. Pero si nada pasa, viene la frustración, o bien, cuando sucede lo esperado, quizás no sea como lo pensabas y terminas por caer en la decepción.
Es así como la lectura del horóscopo puede pasar de simple curiosidad a convertirse en una necesidad u obsesión que da lugar a la duda, al desánimo, a molestias, a prejuicios, a miedos e inseguridad personal.
4. Porque el horóscopo te vende una falsa identidad que justifica al ego y conduce a la inmadurez. Las personas que creen en el horóscopo se hacen llamar orgullosamente según su signo y se adjudican cualidades que los llevan a hacer afirmaciones tales como: «es que así soy yo porque soy Piscis, es algo propio de mi signo y punto» o «está escrito que los Aries y los Sagitario no se llevan bien»… De esta forma simulan un saber que pasa por alto las individualidades, menospreciando así a las personas, sus atributos y la capacidad de cada quien para transformarse progresivamente en el orden de madurar y crecer.
De allí que nos topemos con personas arrogantes, cuyo temperamento depende de lo que les depare el horóscopo; personas que no reaccionar al daño que se hacen –y le hacen a otros– con su actitudes inmaduras que acaban por estancar y perjudicar las buenas relaciones interpersonales.
5. Porque la conexión con lo espiritual no tiene intermediarios, es una armonía de nuestro ser con la sinceridad, la certeza y una conciencia limpia; por lo que prácticas como la adivinación, la magia o el esoterismo jamás podrán avalar lo que sucede dentro de la conciencia humana al realizar rituales o asignar descripciones divinas a fetiches y amuletos.
Cada quien debe asumir con responsabilidad su destino, entendiendo siempre que nada responde al azar. Todo es una causa o una consecuencia de algo.
Por eso somos conocidas por nuestras actitudes, por lo que construimos y por lo que hemos cambiado para ser mejores cada día.
Si tienes dudas de lo que vendrá, la respuesta no está en los astros ni en el horóscopo. Mejor busca un espacio a solas para examinar tus pensamientos y acciones con la lupa de la honestidad y con un Dios omnisciente de testigo. Si lo haces, estoy segura de que obtendrás la respuesta de lo que necesitas saber y la paz que le hace falta a tu corazón ante el porvenir.
#MujerInspírate
