Mis anhelos vs. Mis necesidades

Es impresionante la facilidad que las mujeres tenemos para hacer de un deseo personal, una necesidad. Esto no es precisamente bueno porque ¡cómo nos juega en contra!

Un anhelo o deseo personal es algo que ansias profundamente ver tangible en tu vida; en cambio, una necesidad es una cosa que requiere ser atendida y suplida porque atenta contra tu integridad física, psicológica, mental, emocional o espiritual.

Pongamos un ejemplo: quizás eres fanática de la moda, estás al tanto de las últimas tendencias y tu deseo es andar por la vida como toda una celebrity: modelando prendas de las mejores casas de moda y despilfarrando glamour por donde pases; pero –en este punto entra tu realidad a traerte de nuevo a la tierra– no lo eres ni cuentas con un presupuesto mensual para invertir en todo lo que deseas comprarte. Sí, quizás eso a veces te entristezca o frustre porque, al fin y al cabo, ¡es un anhelo que tienes!; pero hablemos claro: por más que se trate de algo que ansíes con locura, su no consecución no pone en riesgo tu vida. ¿Me expliqué mejor? Ahora, ¡al punto!:

Convertimos nuestros anhelos o deseos personales en necesidades cuando permitimos que los primeros afecten nuestra manera de vivir, nuestras emociones y/o salud mental.

Conozco a tantas mujeres tan empecinadas en cosas que han anhelado por años –y aún no consiguen– que, sin darse cuenta, empiezan a despilfarrar su presente, invirtiendo sus mejores días en contemplar lo que aún no llega; sin entender que en ese proceso se restan fe, energía, salud, esperanza, valor ¡y hasta la vida misma! Lo más triste es que pierden de vista el propósito que encierra su etapa actual, es decir, la etapa en la que se encuentran y les corresponde vivir.

Porque sí, a veces nos enfrascamos tanto en lo que deseamos que damos por sentado lo que verdaderamente necesitamos en ese momento.

¿Alguna vez te has puesto a pensar que si hay algo que aún no se ha dado en tu vida, es porque aún no estás preparada para ello? Mi intención no es cuestionar tu capacidad ni lo que mereces, sino motivarte a expandir tu perspectiva más allá de lo que deseas y así ver el panorama general. Créeme, cuando Dios deposita anhelos en ti es porque te ha predestinado para alcanzarlos, pero todo tiene su tiempo y aunque a veces te dé la sensación de que se está tardando, Dios siempre llega a tiempo.

Ahora bien, si crees que tu anhelo ya pasó a ser una necesidad, lo mejor que puedes hacer es mirar a puertas cerradas dentro de ti, autoexaminarte, sincerarte y responderte: ¿por qué es tan imperante para ti que se dé eso que tanto deseas?, ¿qué hay detrás de ello?, ¿ese anhelo que hoy se ha vuelto necesidad, responde a llenar un vacío que hay en ti? Y en ¿qué momento dejaste de ser feliz por el hecho de no ver tangible eso que tanto deseas?

Que la no consecución de un anhelo te haya robado la felicidad de vivir y sentirte completa es el mayor indicio de que aún no estás preparada para recibir eso que deseas. La razón es simple:

Tu felicidad y plenitud no radica en una circunstancia, persona o cosa, sino en la presencia de Dios en tu corazón y en la seguridad que Él te brinda. Cuando lo descubras y lo vivas, entonces estarás un paso más cerca de ver tus anhelos convertidos en realidad.

¿Sabes algo? Desconozco los deseos que alberga tu corazón, pero si hay algo que puedo asegurarte con total certeza es que a Dios no le son ajenos. Así que si hasta hoy no has logrado la consecución de tus anhelos, no permitas que estos minen tu confianza en ti misma, tu autoimagen, tu valor, tu fe, tu determinación… en fin, cuida que tus anhelos no se conviertan en una angustiosa necesidad que termine por marchitar la hermosa flor que eres.

#MujerInspírate

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Melina Vélez

Melina Vélez es comunicadora social, presentadora de radio, escritora, productora de Marketing Digital y directora creativa de Mujer Inspírate. Melina es una soñadora imparable, esposa de Ángel Galeano y mamá de Napoleón, su hijo perruno.

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