Enamórate ¡sin equivocarte!

La única búsqueda perenne que todo ser humano ejecuta, consciente o no de ello, es la búsqueda del amor. Nuestros labios podrán exponer cualquier argumento para desmentir este hecho, pero es una realidad innegable que todos nacemos con la necesidad de ser amados. Esto cobra un sentido especial, pues la Biblia nos enseña que fuimos creados “a imagen y semejanza” de Dios, por lo tanto, es una característica heredada.

Existen diversas manifestaciones del amor. El amor fraternal es aquel que desarrollamos hacia nuestros familiares y amigos. El amor “eros” es el manifestado entre parejas, ese deseo por el ser amado; y el amor “ágape” es aquel que refiere a un amor superior a todos, incondicional y reflexivo. La Biblia define claramente lo que es el amor “ágape”, uno que solo proviene de Dios:

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…” 1 Corintios 13:4-8 (RV)

Luego de leer este pasaje, seguro pensaste que esta clase de amor «es demasiado perfecto para ser verdad» y es entendible, pues, las personas andan por el mundo jugando al amor tan aleatoriamente que en su nombre orquestan actos injustificables, asumen las actitudes más hirientes y dañan a otros. Esto sucede porque creen –de manera errada– saber amar.

El amor no es un sentimiento, es una decisión

Son muchos los factores que influyen en el proceso de amar. Es impresionante la facilidad con que la mayoría de las personas caen en el error de llamar «amor» a una fuerte atracción sexual o empatía que experimentan en un período corto (apenas días, semanas o un par de meses). ¡El amor a primera vista es la mentira más grande que nos pudieron vender! Eso –aunado a ese despliegue explosivo de emociones que puedas experimentar–, se llama enamoramiento.

El amor es lo que prevalece cuando el enamoramiento pasa, por esta razón es fundamental el tiempo de amistad que te permitas para conocer a una persona de manera genuina, antes de involucrar al corazón. Amar es la decisión de renovar TODOS LOS DÍAS ese compromiso de perdonar y rectificar tanto en las buenas como en las malas, aceptando las diferencias y defectos de nuestra pareja. El amor es un compromiso, no es algo efímero, por ello es una decisión y solo tú estás en potestad de decidir a quién amar.

El amor genuino es entrega, sacrificio, renuncia

Si regresas al versículo citado más arriba, verás que el amor descrito es uno que no hace nada incorrecto, no se envanece ni se jacta, también sufre pero no deja de creer, todo lo espera, todo lo soporta… Es una renuncia al «yo» en su más fina expresión por el bienestar del ser amado, aun cuando eso implique nuestro propio sacrificio, todo esto sin esperar nada a cambio. Es por eso que el amor “ágape” solo es manifestado por Dios a través de Jesús; he aquí la prueba más contundente:

“Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna”. Juan 3:16 (TLA)

Cuando este tipo de amor se manifiesta, solo queda una cosa por hacer: ¡retribuirlo!, y eso, mi querida amiga, también es una decisión.

Ahora bien, Dios es tan perfecto que cuando nosotros decidimos retribuirle todo ese amor y deslastrarnos de las concepciones vanas y falsas que nos enseñaron al respecto, Él mismo nos da la capacidad de amar a otros con ese amor “ágape”, es decir, con un amor genuino, ¡Sí! ese que “no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta y NUNCA deja de ser”.

Por esa razón, si aún te encuentras en la búsqueda de un amor genuino, asegúrate primero de buscarlo en Dios, de conocerle y recibirlo.

De esta manera aprenderás a amar verdaderamente y a saber identificar si es real el amor que afirma sentir esa persona especial para ti, antes de endosar tu corazón.

Si este es el tipo de amor que deseas experimentar a lo largo de tu vida, es sumamente importante que Dios reine no solo en tu corazón, sino en el corazón de ambos. ¿Por qué? Porque la única garantía de que ese hombre te ame conforme a lo establecido por Dios, es que Dios primero viva en Él tal como lo hace en ti, así ambos sabrán amarse con ese amor incondicional que solo Dios da y al que nadie puede hacer frente.

“Una sola persona puede ser vencida, pero dos ya pueden defenderse; y si tres unen sus fuerzas, ya no es fácil derrotarlas”. Eclesiastés 4:12 (TLA)

#MujerInspírate

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Andrea Colina

Comunicadora Social/Periodista. Escribo, luego existo. Amante del buen cine y de los retrogames. Creativa por gracia multiforme.
JESÚS: mi verdad absoluta.

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