En tiempos de adversidad, ¡confía!

Es impresionante lo sencillo que puede resultar perder el rumbo cuando atravesamos situaciones tormentosas. No importa el nombre ni el tamaño de tu problema cuando el punto de quiebre es inminente; luego de una fuerte y constante batalla en la que no logramos vislumbrar algún indicio de cambio, pareciera que la tristeza, el temor y la desesperanza llegaran para neutralizar nuestra confianza en Dios.

La Biblia nos enseña que “la fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver”, (Hebreos 11:1, NTV).

La fe NO ES una condición mental, es un don del cielo que a TODOS nos ha sido entregado por medidas; es una convicción del corazón, y el corazón no entiende de razones. Sin embargo, cuando literalmente nos quebramos ante una situación difícil, tendemos a olvidarnos de las promesas de Dios y dar paso al temor.

Ahora bien, cuando hablamos de “tocar fondo”, por lo general viene a nuestra mente un sinnúmero de concepciones negativas. Si esta es tu situación, ¡no te alarmes!, pues, aunque te cueste creerlo, es justo ese “punto de quiebre” la catapulta de la que Dios puede valerse para forjar una versión mejorada de ti si así se lo permites.

La prueba te hace más dependiente de Dios

Todo punto de quiebre tiene lugar cuando el cansancio entra en la jugada: nos cansamos de luchar, de esforzarnos sin ver resultado alguno, de presenciar cada día el mismo panorama. Sin embargo, lo mejor que puedes hacer ¡es cansarte!, ya que cuando tus fuerzas se agotan, empiezan las fuerzas de Dios. Es entonces cuando se da ese momento perfecto de humildad, donde te reconoces imperfecta e incapaz ante tu creador.

La prueba sensibiliza tu corazón para escuchar la voz de Dios

En ocasiones nos dejamos arropar tanto por la preocupación que la autosuficiencia pasa a ejercer protagonismo, pues, agotamos nuestros recursos y fuerzas en la búsqueda de la solución a un problema que está –y siempre ha estado– en las manos y bajo el control único de Dios. Cuando nos volvemos autosuficientes solemos olvidar que Dios es nuestro Padre y que –como sus hijas– Él tiene cuidado de nosotras.

La adversidad nos vulnera de tal manera que rompe con la autosuficiencia en nuestra vida, llevándonos una vez más a los pies de Jesús, es así como tu corazón se vuelve sensible a la voz de Dios y se prepara para escuchar lo que el ruido del afán y de la independencia no te dejaba oír.

La prueba restaura tu confianza en Dios

Una vez que tocas fondo y te abandonas en los brazos de Dios, es cuando aprendes a escuchar la voz de ese Padre amoroso diciéndote que quiere darte paz en medio de la tormenta, que permanezcas en quietud, pues, Él actúa a tu favor, y te hace la más hermosa de todas las invitaciones: a reposar en su confianza. Dice la Escritura que quienes confían en El Señor renovarán sus fuerzas y remontarán su vuelo sin agotarse (Isaías 40:31).

Si estás afrontando momentos difíciles sin aparente salida, no te desesperes, más bien regocíjate, cultiva tu confianza en Dios y mantente a la expectativa, ya que Él se perfecciona en tus debilidades para sacar lo mejor de ti. Además, recuerda que Dios se vale de “imposibles” para no dejar en duda que es Su poder, amor y misericordia los que actúan en tu adversidad para entregarte la victoria.

#MujerInspírate

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Andrea Colina

Comunicadora Social/Periodista. Escribo, luego existo. Amante del buen cine y de los retrogames. Creativa por gracia multiforme.
JESÚS: mi verdad absoluta.

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