El pasado juega en contra: Defensa de Mical

Hay un significativo episodio ocurrido en la vida del rey David. Emocionado por el regreso del arca de Dios a Jerusalén, él salta y danza de alegría junto al pueblo. Pero al regresar a casa, su esposa, Mical, lo recrimina de mala manera por descubrirse ante el pueblo, y él le responde en un tono parecido.

Por siglos, los entendidos han criticado a Mical por esta inusual falta de respeto a un marido de tanto calibre como David. Sin embargo, me propongo –en estas breves líneas– plantear una defensa de Mical con el fin de explicar por qué ella pudo haber actuado así. Al final de este artículo se encuentran los pasajes a los que haré referencia.

Cuando Saúl fraguó planes para matar a David, le propuso primero darle como esposa a su primogénita si peleaba fielmente en las batallas; él quería en realidad que los filisteos lo mataran. Ahora, cuando era el tiempo de dársela, Saúl la entregó a otro hombre. Aquí aparece Mical: “Pero Mical, la otra hija de Saúl, amaba a David”. Entonces Saul le dijo que se la daría si mataba a cien filisteos y le traía sus prepucios, pensando que lo matarían, pero David superó la marca: mató a doscientos y recibió a Mical como mujer.

El odio de Saúl llega al punto en que envía a buscar a David a su casa para matarlo, pero Mical lo oculta y luego le ayuda a escapar a riesgo de su propia vida.

Durante su estadía en el desierto, David tomó varias mujeres, pero nunca intentó –en su reconocida valentía– rescatar a Mical. Para agraviarlo aún más, Saúl entregó a Mical a otro hombre, uno con el cual vivió quizá alrededor de diez años. Cuando David regresa triunfal a Jerusalén y es coronado como rey, este ordena que le regresen a Mical, de la cual, dice: “desposé por cien prepucios de filisteos”; es decir, la consideraba apenas un trofeo. El relato dice que su marido iba tras la comitiva que la secuestró de vuelta llorando, pero se le ordena devolverse.

Mical fue olvidada, entregada como venganza a otro hombre por su padre y, por último, fue cruelmente arrebatada de esa persona que la había amado –quizá el único que entendió cómo se sentía y que la honró–. Por esa razón nos tenemos que preguntar por qué el gran hombre de Dios que era David, no tuvo corazón para comprenderla.

Expuestos los motivos, desde esta modesta tribuna me atrevo a defender a Mical porque creo que, dada su trágica historia, tenía sus razones…

Puedes leer los basamentos bíblicos de esta reflexión en 1 Samuel 18:17-30 y 19:10-17; 2 Samuel  3:2-5; 3:12-16 y 6:14-23.

Escrito por Benjamín Parra. Publicista, chileno (1953). Contribuye habitualmente con el blog de Opinión de CVCLAVOZ.

benjaminparra@cvclavoz.com

No te pierdas el próximo sábado nuestro radio show por cvclavoz.com (10:00 a.m. hora Miami), donde Benjamín Parra estará nuevamente como invitado especial  para ahondar en el tema.

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