Conoce los riesgos de vivir en amargura y aprende a superarla

Quienes me conocen, pueden dar fe de lo risueña, colorida y optimista que soy, una persona que procura exaltar –en todo momento– lo bueno de la vida, sin embargo, esto es algo que me tocó aprender, porque no siempre fui así.

Recuerdo bien algunas etapas de mi vida que fueron realmente oscuras, donde me tocó experimentar procesos muy fuertes que me tuvieron sumida en la amargura. Procesos que solo logré superar cambiando mis actitudes, con mucho sacrificio, y siempre tomada de la mano de Dios. Sin duda alguna, ¡Él me dio un nuevo corazón!

Te comento esto porque hoy quiero hablarte del peligro que representa la amargura; un sentimiento perenne de frustración, resentimiento o tristeza que por lo general responde al hecho de haber estado expuesto o sufrido alguna desilusión o injusticia.

Puede que la amargura haya llegado a tu corazón por algo tan fuerte como una traición a tu confianza, por una relación fallida, por errores que cometiste y no puedes revertir, o bien, por cosas más superficiales, como por no tener aún algo que anhelas, por causa de un ambiente pesado de trabajo, o por vivir en medio de un entorno desalentador.

Sea como sea que haya llegado a tu vida, el problema de no erradicar la amargura de nuestro corazón radica en que este sentimiento se convierte en un lastre para ti, ☝ puesto que va creciendo poco a poco, avanzando como un virus letal hasta hacerte inmune a todo lo bueno que puedes experimentar.

Como conozco de cerca los efectos y estragos de la amargura, hoy quiero dejarte algunas alternativas que podrás poner en práctica y que me ayudaron a contrarrestarla.

  1. Deshazte del pasado ¡de una vez por todas! Amiga, lo que pasó, ¡pasó!, y aunque te arrepientas de ello, nada ganas con torturarte al revivir ese momento amargo que viviste y sus consecuencias en tu vida, porque eso no va a hacer que el tiempo se devuelva como por arte de magia. Así que tienes dos opciones: seguir torturándote y permitir de esa forma que tu presente y futuro se vean afectados, o bien, atesorar las enseñanzas de esa dolorosa experiencia para convertirte en una mujer más fuerte.
  2. Perdona. Esto es parte esencial del arte de «dejar ir»; y para que se haga 100 por ciento efectivo en ti, necesitas practicar el perdón de tres formas: perdonar a quien te hirió, perdonarte a ti misma y permitirte recibir el perdón de Dios. Si crees que perdonar es algo imposible para ti, lee este post.
  3. Suelta la queja. ¡Otro hábito sin cualidad alguna! Amiga, una cosa es intentar mejorar las cosas o desear que funcionen mejor, y otra muy diferente es lamentarse de lo que no sale según tus planes. ☝ Siempre será mejor opción enfocarnos en lo positivo de lo que vivimos o tenemos, y no en lo negativo por lo que nos falta. Aprende más sobre cuán nociva es la queja aquí.
  4. Sincera tus expectativas. Una fuente segura de problemas es esperar demasiado de los demás. Y no, esto no es un llamado al conformismo; mi punto es que entiendas que nadie está en esta tierra para complacer tus expectativas. Así que si deseas tener expectativas de alguien, procura que sea solo de Dios, el único capaz de superarlas. Aprende más sobre la importancia de dejarte sorprender por Dios en este post.
  5. Cuida el diálogo interno. Porque no es lo que nos sucede lo que nos afecta, sino cómo lo percibimos y lo que nos decimos al respecto.
  6. Haz del humor y el amor, tus mejores armas. Parece mentira, pero en medio del proceso, ¡siempre llegará un fatalista mayor a querernos aguar el ánimo! (aunque esa persona no lo sepa, je, je). Ante esas personas difíciles de sobrellevar, lo mejor es emplear el humor y el amor para contrarrestarlas, así todo lo malo literalmente te resbalará.
  7. Cultiva tu relación con Dios. El último punto –pero el más importante– es aferrarte a Dios durante y después del proceso, porque solo Él se fortalece en tus debilidades y saca a relucir lo mejor de ti de lo que estaba muerto. Además, Él amplía tu visión para que seas capaz de percibir esas hermosas bendiciones diarias que antes pasaban desapercibidas ante tus ojos.

#MujerInspírate

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Melina Vélez

Melina Vélez es comunicadora social, presentadora de radio, escritora, productora de Marketing Digital y directora creativa de Mujer Inspírate. Melina es una soñadora imparable, esposa de Ángel Galeano y mamá de Napoleón, su hijo perruno.

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