Quizás pienses que este artículo no es para ti, pero si alguna vez has comprado un par de zapatos que amaste a primera vista pero solo usaste un par de veces, o gastaste más de la cuenta en una prenda que te cautivó y que perdió su magia apenas te la probaste en casa, pues, déjame decirte que me agradecerás haber leído este post.
Ya bastante nos quemamos las pestañas trabajando como para que, a la hora de darnos un gustico, nos salga el tiro por la culata ¿no? Por eso hoy quiero compartir contigo un par de cositas que aprendí de tantos desaciertos a la hora de hacer compras que te ayudarán a ahorrarte dinero mal gastado, a armarte un guardarropa ideal –sin prendas arrumadas que no uses– y que ante todo, puedas disfrutar y sacarle provecho al máximo.
La regla inviolable: ser leal a ti
Entre estilos y colores ¡hay mucho para escoger! Lo importante es la actitud que reflejas y eso es algo que ninguna prenda puede darte por sí sola, así que suelta ese temor de dejarte llevar por tus gustos y por lo que se parezca más a ti.
Ahora sí, esto es lo que debes tener en cuenta…
Define tu estilo
Clásico, chic, boho-chic, sporty… Quizás te guste de todo un poco, por eso es importante definir tu estilo para que así no te encuentres comprando unas botas vaqueras un día, unos stilettos color fucsia otro día, un tutú al día siguiente y después no tengas ni idea de cómo combinar lo que tienes en el clóset por lo contrastante de las cosas que elijes.

Apuesta primero a los básicos
Si aún no tienes un estilo definido, apuesta primero por adquirir esas prendas que son versátiles y no pasan de moda (haz click aquí para saber cuáles son). Estas prendas son combinables entre sí y es la forma más segura de verte bien siempre. Ya luego puedes ir comprando artículos con más personalidad y acordes a tu estilo que puedas combinar con estas prendas.

Escoge colores que sean flexibles con tu guardarropa
Ningún color está prohibido cuando los luces con actitud. Lo que debes cuidar es adquirir tonos que sean combinables con tu guardarropa porque de nada vale comprar algo impulsivamente que luego no sepas lucir o no tengas con qué complementar. Esta clave aplica tanto para ropa como para el calzado y accesorios.
No compres nada sin antes probártelo
Esta regla aplica ¡hasta para el maquillaje!, porque una cosa es ver las cosas exhibidas y otra muy diferente es ver cómo te sientan, además de constatar la talla y comodidad de lo que adquieres. Si es una compra por internet, asegúrate de tomar una cinta métrica, tomar tus tallas (calzado, cintura, caderas, busto…) e ir a la tabla de medidas para evitar desaciertos.
Ten cuidado con las ofertas 2×1
A veces, lo barato sale caro. Lo mejor es evaluar si realmente necesitas eso que está en oferta y de ser así, constata la calidad del producto. Este tipo de ofertas rara vez incluyen devolución y por lo general, es más fácil caer en ellas porque terminamos comprando cosas impulsivamente que no estábamos buscando solo por “aprovechar” la oportunidad.
Prioriza tus necesidades
No importa cuán de moda esté o cuánto lo desees. Si no es algo que necesitas, NO lo compres. Si no es algo con lo que puedas armar al menos tres outfits diferentes, NO lo compres, y si es una tendencia única de momento (que el próximo mes parezca ridículo lucir), TAMPOCO lo compres porque acabará arrumado en tu clóset más temprano que tarde.
El mayor secreto para evitar las compras impulsivas no es salir a la espera de encontrarte con algo que te fleche tal como cupido, sino en saber equilibrar lo que deseas y lo que te conviene en la balanza de lo que realmente necesitas. Si aplicas estas claves, te convertirás en una compradora inteligente y créeme, tanto tus bolsillos como tu armario te lo agradecerán.
#MujerInspírate