5 pasos para pedir perdón sin morir en el intento

Te hablo a ti, a quien cometió un error y lamenta haberlo hecho. Entiendo que te cueste levantar el rostro y aún más, decir ante los demás que lo sientes; todo el contexto es tan frágil que temes que no te crean. Lo cierto es que, por más que pedir perdón sea algo que te cueste horrores, es un acto que encierra vital importancia y necesitas practicar para poder seguir adelante.

Al momento de lo sucedido, dar explicaciones inmediatas quizás no es lo más recomendable, pues, se tornan en añadiduras complicadas de digerir para la persona ofendida. Ante esto, es importante que entiendas que no siempre estamos a la altura de nuestros propios criterios, esos que consideramos razonables.

Entonces, ¿cómo actuar?

El primer paso que deberás dar es reconocer –a solas– el error cometido, tal efecto es positivo si deseas enmendar, corregir y rectificar aquellas actitudes mal formadas. Recuerda que tú no eres el error ni eres la ofensa, pero los hábitos no disciplinados pueden conducir a equivocaciones que evidencian inmadurez y retrasan tu crecimiento personal.

La reflexión sincera sobre uno mismo tiene efectos altamente positivos. Los estudios demuestran que puede mejorar la salud mental, reparar las relaciones deterioradas y aumentar la autoestima.

Ahora bien, para nada debería ser una humillación reconocer tus faltas; esta actitud de autocompasión busca excusarse detrás de frases como: “errar es de humanos”, “el que tiene boca, se equivoca”, “soy débil y a cualquiera le puede pasar” o “nadie es perfecto”.

No busques justificar tus errores de esa manera. En el orden de pedir perdón, reconocer las faltas debe ser un acto de neta sensatez y humildad.

Tampoco conviene que tú misma divulgues tu situación para aliviar la frustración; créeme, eso no ayudará. Mejor elige a una persona de confianza que pueda hablarte con la verdad y ayudarte a dar los primeros pasos hacia tu transformación.

El segundo paso es tomar tiempo para sincerarte, tener conciencia de tus actos y decidir expresar disculpas o pedir perdón. Investigadores de la Universidad del Estado de Ohio, EE. UU., han establecido que las disculpas eficaces presentan seis componentes: la expresión de aflicción, la explicación del error cometido, el reconocimiento de la responsabilidad, la declaración del arrepentimiento, el intento de reparar la situación y la súplica del perdón. No es necesario que los seis componentes estén presentes, así que considera la prudencia al emplearlos.

El tercer paso es considerar el momento apropiado para presentarte ante la(s) persona(s) ofendida(s) y pedir perdón. Como dije anteriormente, hacerlo de inmediato puede ser contraproducente, al igual que demorarte mucho en aceptar tu responsabilidad puede agravar la herida o fundar autoengaños de tu propia condición.

En este punto, quizás te preguntes: “¿cuándo es el momento para hacerlo?”. La respuesta es simple: cuando realmente estés dispuesta a pedir perdón de corazón.

El cuarto paso es expresar personalmente cuánto lamentas el error cometido. Según Mara Olekalns, profesora de dirección de empresas en la Business School de Melbourne, este acto es muy significativo cuando nos mostramos con honestidad al reconocer el daño que causó nuestra actitud y evita inventar excusas así como responsabilizar a otros o insinuar que la persona ofendida está equivocada por sentirse disgustada; actitudes que merman y desautorizan tu disculpa.

Por último, el quinto paso que debes asumir es no discutir con la persona cuando te exprese su dolor o molestia. Mejor sé sabia, dale su espacio de procesar lo que siente y escúchale, opta por hacer silencio y al retirarte, hazlo con buena actitud.

Es importante que entiendas que el hecho de asumir tus errores y pedir perdón no es garantía de que la(s) persona(s) ofendida(s) te perdonen. Como siempre lo hemos dicho en Mujer Inspírate: el perdón es una decisión y eso aplica aún para el agraviado. En caso de que esto ocurra, no te sientas mal, pues, habrás hecho tu parte, asumido la actitud correcta y librado tu responsabilidad. Eso es lo importante.

Ahora te toca ser paciente contigo misma para ver el cambio florecer. No te juzgues ni te culpes más, los primero pasos ya lo diste. La vida continua, el aprendizaje sigue, las oportunidades de superarte las tendrás a la vista y estarás bien; eso te lo aseguro.

#MujerInspírate

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Ruth Figueroa

Profesora universitaria y locutora. Trabaja como asesora académica y metodológica en proyectos de investigación. Ama las letras, la música y el arte. Está decidida a vivir siendo más y su pasión es escribir para inspirar a otros.

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